ENTRE LA humildad y la presunci贸n en los debates literarios, siempre hay que apostar por la segunda, porque la presunci贸n nos expone a un rid铆culo nutritivo que nos obliga a leer y pensar m谩s en lo le铆do, con vistas a las siguientes pol茅micas, con el fin de no incurrir en nuevos rid铆culos. El que se abona a la humildad, en cambio, como en todos los sembrados, se libra de cualquier riesgo y se complace en hallarse en la posici贸n buena, pero se estanca.