EL EGOAUTOR permanece vivo mientras no se acepta. Mi capacidad de egoescribir depende de seguir creando nuevas dial茅cticas contra m铆 misma. Mientras conserve el deseo de perfeccionarme y me siga decepcionando ante mis sucesivos fracasos, mi temperatura confesional est谩 a salvo. Cuando en cambio mi primate se muera y mi cerebro comience a oler a serenidad y autocontrol, tendr茅 que celebrarme un funeral y dedicarme a otros g茅neros de la literatura.