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HAY QUE resistir como sea a lo que llamo la futbolizaci贸n de la vida, ese juego de bander铆as donde el ideal se ha vuelto una excusa para fomentar el odio y la agresividad. Cuando un grupo te pide que ingreses en sus filas no con una propuesta afirmativa sino "para detener a los otros", es que quieren convertir tu vida en un estadio de f煤tbol. Por suerte, aunque soy una adolescente todav铆a en muchas cosas, cuento muchas adolescencias que ya he dejado.