ES LA persona la que se ha hecho más compleja, tan compleja que mi escritor ya no puede seguirle el ritmo. Antes, cuando mi verdad era un bloque de granito, escribir era sencillo; ahora ni a Shakespeare le alcanzaría para capturar mi destrucción psicológica. Qué fácil se escribe de un espejo perfecto y qué difícil de uno roto, millonario de añicos...