SIN DUDA la estadounidense es la cultura del espect谩culo: basta ver un partido de NBA y compararlo con un partido de Champions League para darse cuenta de que la realizaci贸n americana, el sentido del show made in USA, es muy superior al europeo. Pero tiene el defecto de la grandeza, de lo aparatoso: ya Camba denunci贸 con humor que los estadounidenses, si quieren levantar por ejemplo un vel贸dromo, primero tratan de averiguar cu谩l es “el vel贸dromo m谩s grande del mundo” para construir uno mayor. Hasta las mujeres que promocionan como sex symbols, desde Marilyn Monroe a Jennifer Lopez o Beyonc茅 o Kim Kardashian, son mujeres de unos vol煤menes que no se ven en Europa. Lo que me enamora de lo angloamericano, sin embargo, lo que lo hace conectar conmigo, es que es una civilizaci贸n infantil, m谩s enfocada a lo intenso que a lo profundo, m谩s a lo anecd贸tico que a lo esencial, m谩s a lo vertiginoso que a lo sereno, aunque a veces cierto sentido griego de la belleza y la armon铆a, que a煤n sobreviven en m铆, me susurran: “Un b煤falo, por grande que sea, nunca ser谩 m谩s bello que un leopardo”.