SE HABLA del respeto por uno mismo como un valor incuestionable, pero yo, en las personas interesantes que conoc铆 en Lauros, la primera mi padre, descubr铆 a veces lo contrario: eran personas con momentos en que cruzaban la l铆nea del respeto propio y, convertidos en clowns o bufones, eran capaces de hablar con mucha alegr铆a contra s铆 mismos, como si estuvieran cansados de la c谩rcel de la una-sola-personalidad. Tambi茅n descubro en algunos fil贸sofos que me interesan, como S贸crates, Di贸genes, Drukpa Kunley, Nietzsche o Cioran, que no tienen empacho en bailar cuando hace falta, en volverse titiriteros de la filosof铆a, al contrario de Confucio, Arist贸teles, S茅neca o Kant, que son unos pelmas de sistema y catecismo. Pienso que cualquier persona lleva dentro de s铆 a su propia enemiga, a veces a muchos enemigos, y faltarse el respeto a s铆 mismo es una demostraci贸n de inteligencia y complejidad.