LO RURAL se integra en el paisaje, se funde con él, mientras que lo urbano agrede y aplasta al paisaje, está erigido en-contra-de. Este enfrentamiento del urbanita con la naturaleza es tan exagerado que una de las razones por las que me caían mal los ricos que se ponían a vivir en Lauros, aparte de por mi resentimiento social, es porque apenas llegaban te erigían una casa matemática y perfecta, una casa de aquí-estoy-yo, con las tejas rojas-muy rojas y las paredes blancas-muy blancas, de modo que eran casas que había que mirar, incluso aunque estuvieras a un kilómetro. Justo lo contrario son los caseríos: sus colores son tenues, sus aristas están redondeadas, tienen muchas asimetrías e imperfecciones, y solo puedes verlos en detalle cuando estás muy cerca, son construcciones que se integran en el paisaje igual que los árboles, hasta se podría decir que son otra especie de árbol (y para otro tipo de pájaros).