LA SOCIEDAD no nos quiere porque el escritor ha dado el doble salto mortal de salvarse del jefe co帽azo y las ocho horas laborales. El escritor trabaja muchas veces m谩s de ocho horas al d铆a, pero la sociedad desprecia nuestras horas porque ¿c贸mo? ¿llam谩is trabajo a divertirse juntando palabras? De ah铆 nace el resentimiento contra nosotros, que se ve multiplicado por el hecho de que gran parte de los escritores, al menos los de mi respiraci贸n… ¡son narcisistas y se creen superiores al “reba帽o”!, rasgos que no se perdonan en lugares cat贸licos, all铆 donde los curas han causado estragos y donde ha sobrevivido, incluso en forma atea, la antigualla de la humildad como valor m谩ximo.