LO QUE se calla el marketing de la literatura es que las excentricidades de los escritores geniales tambi茅n las tienen los escritores mediocres, a menudo ampliadas, al punto de que se puede decir con poco margen de error que el escritor con demasiadas excentricidades adrede es un escritor malo, de esos que piensan que es la cola la que mueve al perro.