A TAL punto las religiones te adoctrinan y atoran tu capacidad cr铆tica, que nunca comprend铆 con propiedad el sacramento de la eucarist铆a, por mucho que haya comido la hostia sagrada en centenares de ocasiones y que el cura, mientras nos la daba, nos leyera fragmentos b铆blicos que no admit铆an ninguna duda, como “tomad y comed, porque este es mi cuerpo; tomad y bebed, porque esta es mi sangre…”. Sucede con los vers铆culos religiosos lo mismo que con las canciones populares y pegadizas, que te sabes las letras y las has cantado en muchas ocasiones, pero nunca te paras a pensar de verdad en qu茅 significan, hasta que de pronto, muchos a帽os despu茅s, te detienes un momento y te dices, ¡co帽o! ¡Los cristianos se comen a su Dios! ¡Y se beben su sangre! ¡Yo mismo estuve durante a帽os comi茅ndome transustanciada la carne de Cristo! ¡Qu茅 asco!