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NO ME di cuenta de las posibilidades de morir por insolaci贸n hasta que llegu茅 a Madrid, cuando alguna vez regres茅 a casa tan tranquila y, al tocarme la cabeza, descubr铆 con gran sorpresa que la ten铆a ardiendo: ¿C贸mo es que el cuerpo humano, tan magn铆fico en otros aspectos, no nos alerta con m谩s antelaci贸n de ese calentamiento? Estos d铆as leo noticias sobre personas ni siquiera ancianas que est谩n muriendo as铆 y vuelvo a pensar lo mismo: hay que tener mucho pero que mucho cuidado con ese se帽or llamado sol, que le gusta quemarte sin decir "te estoy quemando".