VUELVO A recordar la raz贸n de que Alejandro Magno llorara ante la tumba de Aquiles. Aquellos caudillos necesitaban a los escritores para salir a guerrear; sin ellos, no se hubieran dado tanta prisa por dejar su casa. ¿Para qu茅 voy a salir de Macedonia a espachurrar gente si no tengo poetas para llamar destino a mis caprichos y haza帽as a mis masacres?