HASTA QU脡 punto nos creemos especiales se demuestra cuando somos j贸venes o adolescentes, en la 茅poca en que ya sabemos lo que les ha pasado a nuestros padres y abuelos, el proceso de pacto, rutina y resignaci贸n al que han abocado sus vidas y, sin embargo, he aqu铆 lo c贸mico, pensamos que a nosotros nos ir谩 distinto. ¡A m铆 no me ocurrir谩 eso!, nos decimos con la egolatr铆a inherente a esa edad tan tierna, pero al cabo de los a帽os y las d茅cadas, cuando te das cuenta de que a ti TAMBI脡N te est谩 sucediendo lo mismo que a tus padres y abuelos, te visita por primera vez la sabidur铆a, esto es, la tristeza. Ay, amigo, la madurez era esto: consist铆a en descubrir que t煤 solo eres una tuerca m谩s en la maquinaria de la existencia.