CON LA llegada del m贸vil el aforista se ha convertido en el primer escritor de la historia que se ha quedado sin excusas para disimular su mediocridad. Hasta entonces todo escritor se pod铆a acoger a la coartada universal de que las mejores ideas le ven铆an en la calle, el metro, el s煤per o la cafeter铆a, raz贸n por la que esos fetos de obras maestras, que hubieran cambiado el curso de la literatura mundial, se perd铆an para siempre por falta de papel y bol铆grafo. Ahora, en cambio, una vez que ha llegado el m贸vil y es tan f谩cil conectar con Twitter WhatsApp o abrirte un documento de texto, de forma que se puede escribir una frase completa al momento, sea cual sea el lugar, el aforista se ha topado con la cruda realidad: ¡Maldici贸n, las frases que se me ocurren en la calle eran mucho m谩s geniales cuando se me perd铆an que ahora que ya no las pierdo!