LA PRUEBA de que he sido un esp铆ritu peque帽o durante la mayor parte de mi vida es que llevaba dentro los deseos burdos de los h茅roes y, como ellos, quer铆a ser grande y estruendosa y multitudinaria. Que mi esp铆ritu se est谩 ensanchando se demuestra en que ahora solo quiero ser una rareza solitaria, indicio no peque帽o de la aceptaci贸n de m铆 misma a la que he llegado, pues es tonter铆a esforzarme por ser lo que ya soy.