ESA AN脡CDOTA que cuenta Plutarco sobre Filipo de Macedonia, que tras recibir tres buenas noticias a la vez levant贸 sus manos al cielo y exclam贸 «oh dios, m谩ndame alg煤n da帽o moderado en compensaci贸n», es de una psicolog铆a muy parecida a la m铆a, que suelo incubar miedo cada vez que todo me sale demasiado bien y en cambio no le hago ascos a los fracasos si estos no son muy graves. Creo que detr谩s de esta creencia hay un fundamento religioso, el que procede de que tanto los dioses grecolatinos como el dios judeocristiano condenaran la hybris y nos ordenaran ser humildes. Esa idea-miedo se afirm贸 de forma tan obsesiva que tampoco se nos quita a los ateos, o al menos a una atea plagadita de residuos creyentes como yo.