DICE FERNANDO Alonso que si ahora tuviera 23 años “le ganaría al Fernando Alonso de los 23 años con una sola mano”. Tiene razón, pero uno de los problemas de esta existencia tan cómica es que algunas virtudes solo te nacen de la muerte de otras: es rarísimo por ejemplo que aumente el conocimiento sin que disminuya la fantasía. El Fernando Alonso ideal sería aquel que aunara la pausa, autocontrol y experiencia que tiene ahora, a los 40 años, con el arrojo, entusiasmo y plenitud física de los 23 años, pero lo más frecuente, mucho más en actividades tan físicas como el pilotaje (el ejército USA jubila a sus pilotos de combate a los 38 años, porque a partir de esa edad se pierden muchos reflejos), es que las virtudes de madurez no surjan junto a las de juventud sino contra ellas, a partir de su erosión o decadencia.