QUIEN NO se integra tiene razón… porque la integración es renuncia a las infinitas posibilidades de la niñez y la adolescencia, es aceptación de una existencia más pequeña y consuetudinaria, es rendición a todas las fuerzas inerciales… pero ocurre que tener razón es un pequeño consuelo. Quien dice no a la familia y a los amigos tradicionales empieza a vivir con un principio de avería, con una duda sobre si no seré un monstruo, un monstruo lleno de razón…
…la vida de monstruo transcurre dentro de ese cerebro-conciencia que no deja de crecer y volverse más intenso, un lugar mental de fuego cada día más maniqueo donde todo está clasificado entre tú y “ellos”...