POR INFLUENCIA de las religiones tendemos a simpatizar antes con un tonto humilde que con un sabio vanidoso. Se me arg眉ir谩 que si es vanidoso no puede ser tan sabio, pero basta leer las biograf铆as de algunos de ellos, Galileo, Newton, Schopenhauer, Nietzsche o Wittgenstein, o acudir a sus propios textos, para darse cuenta de que sabidur铆a y vanidad no est谩n separadas a veces ni por la punta de una aguja.