CUANDO COMENZAMOS en los blogs no había mayor insulto que llamarte “poeta de blog”: el blog era un infralugar para aquellos disminuidos que no merecían la nobleza del papel. Pero cuando llegaron Facebook/Twitter y buena parte de los blogueros huyó allí, el blog subió de categoría: ahora los metecos eran los tuiteros y facebookeros, que eran la frivolidad absoluta, los culpables de dar meme por cultura y de crear un público incapaz de leerse un folio entero. La pocilga en serio, sin embargo, estaba por venir: desde que llegaron primero Instagram y luego Tik Tok, que son la apoteosis de la banalidad, tanto los usuarios de Twitter como los de Facebook han ganado cierto prestigio, y en cuanto a los que aún conservamos un blog en 2024… ahora nos toman casi por Aristóteles.