EL DESPRESTIGIO que hemos padecido los charlatanes en todas las 茅pocas lo entiendo muy bien, aunque no comulgue con 茅l, porque tambi茅n a m铆 me fatigan mis continuos cambios de opini贸n y la repetici贸n incesante de mi propia voz. Lo que no entiendo es que de ese desprestigio se deduzca ning煤n elogio hacia las personas silenciosas que, en la mayor铆a de los casos, no se callan por prudencia o sabidur铆a, sino solo porque tienen menos valor, menos energ铆a, menos ideas, menos inteligencia y, en definitiva, MENOS.