AYER TARDE un mendigo boliviano me invit贸 a compartir su lata de cerveza. Se le ve铆a al hombre con ganas de hablar. Me dijo que llevaba veintisiete a帽os en Madrid, desde 1994, y que ten铆a la nacionalidad espa帽ola, pero que no le gustaba llevar consigo el carnet de identidad “porque a m铆 un papel no me dice lo que soy”. Esa negativa a vivir documentado le hab铆a tra铆do innumerables detenciones, porque adem谩s tiene la piel mestiza y la polic铆a suele sospechar que es un inmigrante sin papeles, por lo que ha acabado muchas veces en el CIEs de Aluche, de donde le sueltan enseguida una vez que consiguen identificarlo:
–No solo me sueltan, sino que obligo a la polic铆a a que me haga de taxi.
–¿Taxi? ¿Para qu茅?
–¡Hombre! ¿C贸mo quieres que vuelva a mi casa si no tengo dinero, y la culpa de haberme internado en el CIEs es de ellos?
–Ah, ¡entonces tienes casa!
–Bueno, tengo y no tengo. ¡Tampoco soy mucho de casas!