A LOS que estamos condenados a la ansiedad se nos veda el don de ser profundos. Porque para ser profundo hace falta rumiar mucho, y para rumiar es obligatorio detenerse, esa palabra tan lejos de nuestro alcance. Recuerdo con mis palabras un aforismo de Canetti: "脡l no puede ser fil贸sofo: no se repite lo suficiente".