ESO TAN bonito de don Quijote, que aprende a sentir adrede para adecuar sus sentimientos a los de los caballeros andantes que ha le铆do en los libros, es justo la clave de un escritor interior, que enseguida se da cuenta de que solo tiene un rostro, siempre el mismo rostro tedioso, y en cambio tiene en su biblioteca y a su disposici贸n miles de m谩scaras… Pero ojo con equivocarse de m谩scara, ojo con ponerse una que a煤n no te has ganado y lucir sentimientos prestados que no son de tu misma talla.