CELEBRABA JULIO Cortázar la suerte de ser persona “y no lagarto o gallina” porque, en su opinión, "nos ha tocado la lotería biológica”. Pero la ciencia lleva tiempo demostrando que la diferencia que guardamos con las demás especies no es tan grande, tanto que el descubrimiento del ADN de cada una de ellas fue un golpe terrible para la vanidad humana, sobre todo cuando se descubrió que nos parecíamos a los ratones o a la mosca de la fruta o que tanto el maíz como el arroz poseen un ADN más complejo que el de los humanos. Cortázar olvida igualmente que si hubiera nacido lagarto o gallina no se pararía en lamentaciones, porque el instinto de conservación y el orgullo de ser es propio de todas las especies, e igual que el ser humano tiende al antropocentrismo, el lagarto profesa el lagartismo y la gallina es gallinista.