LA ENVIDIA ha sido calumniada. Empezando por que existe en menos cantidad de la que se cree, pues la triste realidad de la condici贸n humana es que pensamos muy poco en los dem谩s, tampoco para mal. La envidia no solo surge ante la superioridad o excelencia del otro, como se dice, sino ante su falta de m茅rito o sobrevaloraci贸n de sus cualidades. Pienso en los escritores: G贸ngora envidiaba a Lope de Vega, Baudelaire a Victor Hugo y Borges a Pablo Neruda, ¡pero ten铆an raz贸n, porque eran escritores del mismo tama帽o y no pod铆an soportar el 茅xito de los segundos mientras ellos se consum铆an en el anonimato! Si la envidia surgiera siempre de Salieri hacia Mozart, poco habr铆a que decir en favor de ella. Pero sucede muchas veces lo contrario: es Salieri el que da conciertos, el que gana fama y se codea con la alta sociedad mientras el pobre Mozart sigue en su buhardilla, solo y rencoroso, rumiando su fracaso, bien porque su m煤sica se ha adelantado a su tiempo o porque no tiene talento social, que es el talento de los que no tienen talento.