DE LOS sucesos de la red que m谩s gracia me hacen, si bien en este caso una gracia muy menguada, son esos debates desde hace un tiempo tan frecuentes sobre si tal o cual internauta es o no un bot, debates que a menudo son dif铆ciles de resolver y revelan algo aterrador, y es que casi todas nosotras estamos llenas de prejuicios y obsesiones y sectarismos, incluso las que no somos bots, de forma que nuestras supuestas opiniones personales se parecen como un d贸lar a otro, al punto de que casi cualquiera se pone en riesgo de ser acusada de bot.